La inexactitud eficaz de Alex de Minaur

Alex de Minaur en el Abierto de Australia 2024. (Getty Images: Julian Finney)

Este artículo fue publicado originalmente en Heavy Topspin por Jeff Sackmann: https://www.tennisabstract.com/blog/2024/02/07/is-sebastian-korda-making-progress/
Aquí lo puedes leer en español.

La semana pasada, Tennis Insights publicó un gráfico que mostraba la velocidad media del primer saque y su precisión (medida como la distancia a la línea más cercana) entre los veinte mejores jugadores del ranking ATP. Una sola imagen, repleta de datos interesantes.

El de Hubert Hurkacz es rápido y preciso, Novak Djokovic casi igual de certero, y Adrian Mannarino, como siempre, desafía toda lógica. Pero el dato más llamativo, especialmente después de su reciente final en Róterdam, fue el de Alex de Minaur. El australiano consigue una velocidad respetable en su primer saque, por encima del promedio del circuito, aunque por debajo de la mayoría de sus compañeros en el top 20. Ese extra de potencia, sin embargo, tiene un precio. Siendo uno de los jugadores más bajos de la élite, le cuesta mucho ajustar el tiro a las líneas. De hecho, es el sacador menos preciso de todo el grupo, con diferencia.

Vía @tennis_insights

La precisión es importante (basta ver lo que logran Hurkacz o Djokovic), pero todo es un equilibrio. Cualquier profesional podría apuntar mejor si no necesitara sacar fuerte. Y al revés: si solo se tratara de la velocidad, bastaría con sacar al medio y sumar kilómetros por hora. Con su estatura, (1,83 m), De Minaur tiene menos margen que sus rivales. Ningún ajuste técnico le va a permitir jugar en la misma liga que Hurkacz. Podría mejorar un poco o quizás intercambiar algo de potencia por más precisión.

Y con eso bastaría. De Minaur gana menos puntos con su primer saque que la media del top 50, pero en el último año ha superado a Carlos Alcaraz, Holger Rune y Casper Ruud. Está solo un punto porcentual por detrás de Alexander Zverev. No estamos hablando de un jugador como Sebastián Baez (ni siquiera de Mannarino). Sea cual sea el precio que tiene que pagar por su falta de precisión, ha sabido compensarlo. La cuestión es qué podría ganar si obligase a los restadores a esforzarse un poco más.

La pregunta es, entonces: ¿cuánto importa la precisión?

Primero, la velocidad

Entre estos jugadores, a lo largo de las últimas 52 semanas, la velocidad es de lejos el factor más determinante en la eficacia del primer saque. Considerada por sí sola (sin tener cuenta la precisión ni otros factores) explica el 72% de la variación en los puntos ganados con primer saque. La precisión, por sí sola, explica el 43% (Muchos de los que destacan en un aspecto también lo hacen en otros, así que hay solapamientos entre esos porcentajes). Ese 43% puede parecer mucho, pero no está muy por encima de algo tan básico como la altura, que explica el 33%.

Más sorprendente aún: la precisión importa menos cuando hablamos de saques que no vuelven. Según los datos del Match Charting Project, la precisión solo explica el 30% de la variación en saques que terminan el punto, menos de lo que predice la altura por sí sola. (La velocidad, por comparación, explica el 60% de esa variación.) Yo mismo habría pensado que la precisión tendría más peso en los aces y saques intocables, ya que una bola cerca de la línea es más difícil de devolver. Pero aunque colocar el saque bien puede aumentar las opciones de que un saque no vuelva, la precisión media no se relaciona claramente con la capacidad de hacer daño directo con el saque.

Lo mismo ocurre con cualquier otra métrica relacionada con el primer saque. La velocidad es lo que más importa. Hay una fuerte relación entre los distintos factores: los jugadores altos lo tienen más fácil para buscar las esquinas y, todo lo demás igual, asumen menos riesgo al sacar más fuerte. Es probable que haya ventajas asociadas a la altura que no se reflejan en la velocidad o la precisión, como la posibilidad de darle más efecto a la bola, pero el beneficio principal aparee, de nuevo, en la velocidad.

Para aislar el impacto de cada variable, hice una regresión para predecir el porcentaje de puntos ganados con primer saque en función de la velocidad, la precisión y la altura. Los resultados deben tomarse con cautela: hablamos solo de 20 jugadores, muchos de ellos bastante atípicos: Aun así, los resultados tienen sentido:

  • Velocidad: cada milla extra por hora (1,6 km/h) equivale a un aumento de 0,43 puntos porcentuales en los puntos ganados con primer saque. (1 km/h: +0,27%)
  • Precisión: reducir en un centímetro la distancia a la línea supone una mejora de 0,2 puntos porcentuales.
  • Altura: en este grupo, el efecto de la altura está completamente recogido por la velocidad y la precisión. El margen de error para el coeficiente de altura es tan amplio que incluye valores positivos y negativos. Es poco probable que la altura sea un factor negativo, aunque es posible: si velocidad y precisión ya recogen la ventaja de la altura en el saque, entonces la estatura solo aportaría en los peloteos, donde quizás no compense. 

Aproximadamente, entonces, una milla más por hora vale lo mismo que dos centímetros extra de precisión. En el gráfico original, el eje vertical (de 110 a 130 mph) representa casi 9 puntos porcentuales de diferencia en eficacia; el horizontal (de 70 a 52 cm) representa unos 3,6 puntos. En general, la velocidad sigue siendo más importante que la precisión, aunque un jugador concreto puede encontrar más fácil mejorar su precisión que aumentar potencia.

Un ejemplo concreto: De Minaur ha ganado el 72,8% de sus puntos con primer saque en el último año, frente al 75,3% de media en el top ten. Si el modelo se cumpliera (que es mucho suponer, como veremos enseguida), podría cerrar esa brecha de 2,5 puntos mejorando su precisión en unos 12 centímetros, situándose ligeramente por encima de la media del circuito.

Un mar de matices

Por cada respuesta que encontramos, surgen diez preguntas nuevas.

A mí me interesan sobre todo las decisiones que un jugador puede tomar. Y el análisis, hasta ahora, solo da pistas. En este grupo, podemos decir que quien saca más fuerte gana más puntos. Pero no sabemos si un jugador concreto, si lograse añadir una o dos millas por hora a su saque, obtendría el mismo beneficio. Sacar más fuerte, o colocar mejor, ayuda. Pero ¿cuánto?

(Estudié el efecto de la velocidad hace ya más de diez años, en 2011, y vi que una milla extra por hora valía 0,2 puntos porcentuales para un mismo jugador. Más recientemente, analicé el caso de Serena Williams, y ese valor era de 0,5 puntos. Algún día revisaré aquel estudio con más años de datos y, con suerte, algo más de criterio.)

De Minaur estuvo inusualmente preciso en Róterdam. Otro gráfico de Tennis Insights muestra que su precisión mejoró hasta unos 55 cm esa semana, una mejora enorme de 15 cm respecto a su media habitual, y más llamativa aún porque su velocidad también fue algo mayor. (Jugar bajo techo probablemente ayudó.) El modelo dice que esos 15 cm deberían valer tres puntos porcentuales. Sumando las dos millas extra de velocidad, eso añadiría otro punto más. Pero ganó «solo» el 73,9% de sus primeros saques, un punto por encima de su media fuera de Róterdam.

Es solo una semana, así que no tiene sentido darle más vueltas. Pero sí ilustra el valor de los datos que no tenemos. (Y cuando digo «no tenemos», me refiero a quienes dependemos de datos públicos. La información existe). Si conociésemos la velocidad y la precisión de De Minaur en cada partido, podríamos estimar su efecto en su juego concreto. Puede que esa milla adicional valga 0,43 puntos porcentuales solo si empiezas a sacar como los jugadores que ya sacan fuerte, gente más alta, con más slice o más kick. De Minaur no dispone de esas herramientas, así que esa mejora marginal quizá le sirva de menos. Para él, puede que la precisión tenga más valor, en proporción, que para otros jugadores. Pero no lo sabemos.

Aun así, algo hemos sacado en claro. Sabemos que una mayor precisión con el saque se traduce en más puntos ganados, y tenemos una idea aproximada de cuánto. En Róterdam, De Minaur demostró que puede colocar la bola con tanta precisión como Rublev o Dimitrov, al menos durante una semana y bajo techo. Incluso si solo lograse mantener la mitad de esa mejora (aunque no obtuviera todos los beneficios que el modelo predice) podría consolidar una parte de su juego que aún no está a la altura, y con ello cimentar una estancia más duradera en el top ten.

Traducido por Ángel Moreno, aficionado al tenis y mas traductor. Me puedes encontrar en X (@angel12mruiz)

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